miércoles, 22 de mayo de 2013

Principe?¿?¿

Nunca me han gustado las princesas. De pequeña recuerdo a mis amigas luciendo vestidos, zapatitos de cristal y varitas mágicas. En cambio, a mi nunca consiguieron camelarme. De hecho, desde niña las he odiado. Quizás porque representan lo contrario a lo que soy capaz de ser. El perfecto estereotipo de quien no quiere ver más allá. Es cierto, soy rara, especial, complicada... pero no puedo intentar ser algo que no soy. (me encanta llevar la contraria).

Se dice que las princesas no lloran. Siempre sonríen. Brillan por su valentía, no temen a nada y logran conseguir todo lo que se proponen.  Así que cuando alguien decide llamarme "princesa" suelo ..... recular! No me siento identificada con nada de lo que el estereotipo marca. De hecho, hay mil y un motivos para afirmar que no lo soy (y no quiero serlo).

Puedo empezar diciendo que río por todo y lloro por nada. Lloro cuando la rabia hierve dentro de mí, cuando por no mostrar mis sentimientos el vaso se llena, me hace sentir bien. Acabo realmente agotada y duermo como nunca. No sonrío siempre, aunque me encanta que me digan que mi firma es mi sonrisa. Me encanta sonreír a alguien por la calle que no conoces de nada y que te regale una sonrisa a cambio. :)  Y sí, tengo miedo a muchas cosas. En definitiva, no cumplo lo requerido para ser una princesa. Quizás sea por eso por lo que nunca me he propuesto encontrar un príncipe. 

Debo confesar que durante un tiempo creí en el cuento de hadas, en ese en el que un príncipe azul aparece en tu vida y la cambia por completo para hacerte realmente feliz, pero nadie nos enseñó que ese mismo príncipe azul al primer lavado destiñe. Esto hizo que dejara de fijarme en princesas para embelesarme con un hada, Campanilla. 

Creo que ha sido mi primera lección de lo que se considera amor verdadero... 
Wendy! esa chica encantadora que cosió la sombra a los pies de Peter, y le dio su medicina cuando ella decidió hacerse mayor y dejarle. Oh! que gran amor! ¡¡¡¡y una mierda!!!! ¿Porque te importa tanto crecer si tienes al amor de tu vida al lado? Solo unos pocos lograron fijarse en Campanilla, ese hada celosa y con mala leche. Otros nos dimos cuenta sin dudarlo del amor verdadero, arriesgando su vida bebiendose la medicina envenenada para que no muriera su Peter.. y todo para qué? Para que Peter siguiera fijándose en Wendy!  Sin duda toda una lección de amor, uno de los cuentos más sinceros (bien contado).
Nada de  besos que rompen maldiciones, calabazas que se convierten en carrozas, zapatos de cristal que no se rompen ni castillos protegidos por dragones... Solo una chica enamorada de un chico que solo quiere a otra...



No hay comentarios:

Publicar un comentario